jueves, 22 de noviembre de 2012

La firma invitada - Mourinho. Retrato de una obsesión



Un artículo de J.C.Carrasquet - @jcarrasquet

Este pasado verano, el director de As, Alfredo Relaño, escribía un artículo a raíz de las reacciones que habían provocado en la cúpula blaugrana el indulto al entrenador del Real Madrid, Jose Mourinho, por el vandálico acto de intentar poner el dedo en el ojo a su homónimo azulgrana Tito Vilanova (entonces Pito) en una Supercopa de desagradable recuerdo para los merengues. Titulaba el artículo con un contundente “La obsesión del Barça con Mourinho” y en uno de sus párrafos más significativos escenificaba un escenario casi enfermizo de la entidad blaugrana hacia el entrenador luso con las siguientes palabras:

“La vieja madriditis del barcelonismo, cuya causa fueron tantos años de derrotas ante el Madrid, tiene un último vestigio, ahora que las victorias culés han llegado y en cuantía nunca soñada: Mourinho. Todo se proyecta sobre él. Más de un madridista con el que he comentado los defectos de Mourinho (en sus actitudes, porque como entrenador siempre valoré su excelencia) me ha dicho que basta ver cómo de nervioso se pone el Barça con él para saber cuánto le conviene al Madrid tenerle” 

Pues según lo acontecido desde que se redactó el citado artículo hasta hoy, parece que la vieja madriditis azulgrana ha mutado hacía barcelonitis blanca, y lo ha hecho en su forma más virulenta en el cuerpo de su entrenador, el cual no deja pasar oportunidad para recordar de forma continua a su rival en cuantas apariciones públicas realiza, venga o no al caso hacer referencia a ellos.

Y así, sólo comenzar la temporada en cualquier entrevista insta a su interlocutor a no loar más a los catalanes, ya que ve legitimado que sea ahora su equipo la referencia futbolística mundial, al haber conseguido arrebatar por fin el título liguero al equipo de su antagónico Guardiola. No cae en la cuenta el luso que la excelencia y el reconocimiento se ganan, y que pedirlo es el primer paso para no recibirlo.

Y constantemente el Barça sale a la palestra en cada comparecencia en el camino hacia la deseada y obsesiva Décima. Y ya no produce extrañeza escuchar, si el Real Madrid pierde o empata contra el Borussia Dortmund, que la rueda de prensa posterior al partido no se base en el análisis de los porqués (palabra ya mítica en el vocabulario del luso) de esos inesperados resultados, sino en el recuerdo de “otros grupos” de la competición a los que se desprecia su potencial. Potencial, que por ejemplo, no se tuvo en cuenta cuando no hace ahora un año se llegó a semifinales dejando por el camino a potencias futbolísticas como los rusos del CSKA o el representante del fútbol chipriota de cuyo nombre ahora mismo no logro acordarme.

Y ahora, en lugar de celebrar el pase a octavos de final, en un grupo realmente exigente. En vez de recrearse en ser el técnico que más joven ha llegado al centenar de partidos de la máxima competición disputada, nuevamente tras un partido difícil y no demasiado brillante, hila una expulsión y penalty de dudosa sentencia, con hechos que van más allá de un bienio. Y nuevamente sale se desempolva aquella entrada de Pepe a Alves, y una victoria azulgrana en el Bernabeu, que parece que el luso no pueda quitarse de la cabeza, y que se ha tomado como una afrenta personal a su ego y trayectoria.

Da la sensación Mourinho de no ser feliz con lo que tiene. Da la sensación de vivir de forma perenne en el recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue. Da la sensación de rabia contenida en cada una de sus apariciones. Y el foco siempre va dirigido en la misma dirección: el equipo azulgrana.

Poco importa si se le pregunta o no por él. Poco importa que el partido de los catalanes tenga incidencia en el propio partido de los blancos. Qué más da si el Real Madrid se ha clasificado, o ha jugado un buen partido. Siempre quedará esa puya hacia esa obsesión que ya viene de lejos, y que hace que la frase que un día pronunció el técnico luso en el balcón del Palau de la Generalitat de Catalunya cobre sentido. “Ahora y siempre el Barça en mi corazón”.

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