Un artículo de Coral González - @coralgo
El Barça consiguió este domingo dar un paso adelante hacia la reconquista de la liga. La victoria por 0 goles a 4 ante el Levante coloca a los de Tito a 11 puntos de distancia de un Real Madrid incapaz de sumar en su visita al Benito Villamarín. El Betis, herido de guerra después de su estrepitosa derrota ante el Sevilla, corrió más y mejor ante un conjunto blanco que ha perdido la pegada y el fútbol del año pasado.
Mientras tanto el Barça está encontrando su mejor juego. Los primeros 20 minutos del segundo tiempo del partido en el Ciutat de València quedarán en la retina de muchos como el cuaderno de bitácora del nuevo Barça de Tito. Al fútbol de fantasía y toque de la era Guardiola, Vilanova ha sabido añadir velocidad y desborde en las bandas. Con apenas tres meses de competición disputados nadie duda ya del acierto en el fichaje de un Jordi Alba que se ha hecho señor y amo del carril izquierdo azulgrana.
Messi, a cuatro goles de superar el record de Torpedo Müller, halló en un maravilloso Iniesta al socio perfecto para encontrar las grietas en la ordenada defensa granota. El de Fuentealbilla, con un gol y tres asistencias, se convirtió en la estrella de un encuentro que no pasará a la historia por el resultado o el juego del equipo.
El 25 de noviembre de 2012 se quedará grabado en la retina de los barcelonistas como el día en el que el técnico alineó a 11 canteranos. La lesión de Dani Alves, al que ahora cuesta recordar como imprescindible, dio entrada a Martín Montoya al cuarto de hora de juego y colaboró a cerrar un círculo que se lleva concibiendo años.
11 futbolistas forjados en las categorías inferiores del club y practicando el juego que les identifica y diferencia del resto. Hace 12 años Louis Van Gaal fantaseaba con la idea de jugar con 11 de la casa. Muchos se rieron entonces del hombre que hizo debutar en el primer equipo a Victor Valdés, Puyol, Iniesta y Xavi. Precisamente el de Terrassa se acordaba el domingo del ahora seleccionador holandés. Entonces, en una época convulsa y problemática, aquello parecía una utopía. El pasado domingo, Tito convirtió el sueño en realidad.
