lunes, 19 de noviembre de 2012

La firma invitada - El aficionado delator




Un artículo de Joseph Lara Abán - @SoldadoDeLee

“Cuando apuntas con el dedo, recuerda que tres dedos te señalan a ti”. Proverbio inglés

Trafalgar es, posiblemente, una de las batallas más conocidas y famosas de la historia. En las cercanías de Cádiz, donde tuvo lugar el encuentro, los ingleses infligieron un golpe mortal al poderío napoleónico. Por esas cosas de la vida, cierto temor y mi imaginación, me he preguntado si el desenlace hubiese sido distinto y de repente me he dado cuenta del peligro que crea el ruido que escucho en algunos aficionados del Barça. ¿Por qué?

No todo el mundo recuerda o sabe que la base de la victoria inglesa fue un engaño, una astuta simulación digna de Nelson, el enemigo más acérrimo de Bonaparte. En efecto, en medio de la violenta batalla, el bajel francés Redoutable consiguió abordar a la Victory, embarcación capitana de Nelson. Los franceses fueron rechazados tras un violento combate, pero Nelson había resultado herido de muerte. Si en aquellos momentos, tal como lo exigen las normas marineras, hubiera sido arriada la insignia de la embarcación capitana inglesa se hubiese corrido el peligro de que los demás buques británicos abandonaran la batalla precisamente en los instantes decisivos. Pero Nelson prefirió no dar a conocer la noticia, induciendo a los demás a creer que todavía seguía al mando de la flota. Solo al finalizar la victoriosa batalla se enteraron los ingleses de la desaparición de su almirante, enemigo de Napoleón incluso más allá de la muerte.

¿Qué hubiera sucedido si alguien delataba el plan del almirante Nelson? Probablemente se hubiese perdido la batalla. ¿Qué tiene que ver eso con el Barça? Muy simple, le están delatando. El ruido que están produciendo algunos aficionados blaugranas es atroz. Comentarios duros e inmerecidos ponen en tela de juicio la capacidad del entrenador, del equipo o de algún jugador en particular. Ya no basta verles ganar o que sean líderes de toda competición o que encabecen las estadísticas, quieren la portería en cero, que todos anoten y que Messi no deje de hacerlo, que la posesión no baje del sesenta por ciento, que contrarresten los contragolpes, quieren plan b y c, quieren muchas cosas. No está mal querer lo mejor para el equipo, pero están confundiendo desear con exigir y opinar con demoler. La derrota en Escocia les dejó en evidencia, pero ese ruido chirriante estuvo antes y está después. Pueden pensar que estoy exagerando, pero para mí es terrible morder a un equipo que no llega ni a la media temporada y lo peor es esa insana insistencia de comparar su juego con el del Pep Team, eso cuando prácticamente son los mismos jugadores. Lo frustrante que debe ser que le digan a alguien: antes fuiste brillante y ahora no lo pareces tanto.

Mientras los rivales buscan arañar la grandeza del Barça con algún resultado que les destaque y así quitarle los títulos estelares al hasta ahora llamado mejor equipo del mundo, hay aficionados que dudan y le señalan como si no se mereciera confianza alguna. Oigan, lo anormal es ganar siempre y sería más que inaudito si la excelencia les acompañara en cada juego; aún así el equipo trabaja para eso y cómo no, a veces lo logran. Desconozco la experiencia de ser un aficionado con los pies en Cataluña o en España, de los canguelos y de las cavernas, pero sé que sucedió algo extraordinario en la época de Guardiola y eso fue que el hincha blaugrana pudo demostrar que podía ser ejemplar, sin victimismo, orgulloso de una idea, de un equipo, de una institución. Si exigen un gran equipo, pues también deben exigirse como aficionados y ser coherentes con los ideales del club. No pido que nos convirtamos en una secta pero sí pido que le den un respiro al equipo y que dejen de insinuar que el pasado fue mejor, eso queda para la memoria y el corazón. El fin del mundo porque pierden un partido (¡hasta hoy un solo partido!) o porque sufren más de la cuenta o porque les anotan con una sola llegada; abran los ojos, lo más complicado de la temporada todavía está por venir. Por eso creo que este es el momento de escribir aquello que supe cuando Guardiola dijo que no renovaría: el Pep Team se acabó, no volveremos a ver nada igual. Pueden ser los mismos jugadores, pero son humanos y todo cambia por pequeño que sea, es la vida; la idea y los fundamentos son los mismos, pero cada historia es diferente, esta es otra y apenas ha comenzado. Eso sí, este equipo puede ser mejor de lo que es y de lo que fue.

El Barça es un mito viviente, va por los estadios del mundo rodeado por un aura que hace que los rivales acepten la derrota como algo inevitable. No le delatemos, no seamos nosotros quienes pongamos en aviso que es más vulnerable, que hay jugadores que nos están dando lo mejor y también lo último, que está cambiando. ¿Seremos nosotros los aficionados los que acabemos con el mito? Como dice Albert Morén en su imperdible post Verdades y mentiras: “que todos, equipo y afición, sigan creyendo que el emperador va vestido”.

En fin, dejemos que la batalla llegue a su final, llevemos al equipo entre cánticos y hurras hasta el final de la temporada. Pueden caer y lo harán pero paciencia y confianza, ellos se las merecen. Aficionado, recuerda: ¡es més que un club!

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