domingo, 2 de diciembre de 2012

FC Barcelona 5-1 Athlétic club de Bilbao. Juegan a otro deporte



Un artículo de David Aparicio - @Banquilleros

11 Titular del Barça: Valdés (7), Adriano (8), Piqué (8), Mascherano (7), Alba (8); Busquets (9); Xavi (8), Cesc (8); Iniesta (9); Messi (9), Pedro (8).

Saturday night. El aficionado se arrellana en su sillón dispuesto a disfrutar de dos clásicos por excelencia en nuestra liga. Primero el Barça vs Athlétic, después un Real Madrid - Atlético de pronóstico incierto por primera vez en lustros. La diferencia en la tabla no resta un ápice de emoción al asunto. Hoy todos se juegan algo. Unos aplicar presión aditiva. Otros, no decir adiós prematuramente a una liga cada vez más teñida de azulgrana y no lo digo por los puntos. Y los rojiblancos, superar una barrera psicológica que atenaza a la entidad desde ya ni me acuerdo.

Primero golpeó el Barça. Partido antológico de la escuadra que dirige con mano cada día más firme Tito Vilanova, aquel a quien Mourinho, en un gesto como siempre voluntariamente despreciativo, decía no conocer, hace apenas un año. Supongo que ahora ya habrá averiguado el portugués con quien se está jugando los cuartos. Como decía, salieron los de Tito a por el partido desde el minuto uno. El esquema idéntico al del partido ante el Spartak. Todos los jugones, con Iniesta de falso extremo liberando el carril para Jordi Alba. Por lo demás, Adriano como lateral derecho, dando descanso a Montoya que jugó en Copa y Mascherano supliendo a Puyol.

Fútbol total. No se me ocurre una expresión mejor para definir el encuentro del Barça en la noche de ayer, especialmente en los primeros 45 minutos. Bielsa planteó un partido valiente, como en él suele ser habitual. Línea de 4 muy adelantada, marcas individuales y obligándose a sacar siempre el balón jugado desde atrás. Desde luego para muchos esta forma de encarar el match puede resultar algo suicida, sin embargo, no debemos olvidar que los vascos juegan siempre así, independientemente de su rival. Un signo evidente de la tremenda personalidad de su míster y de la voluntad del club rojiblanco en crear una filosofía de juego sólida, aunque ello le cueste algún revolcón que otro.

El Barça fue un tornado, un huracán desatado que trituró todo lo que encontró a su paso. Por banda Alba y Adriano fueron dos puñales. Profundos largos y lo más importante, preocupando, no ocupando. Pedro se multiplicó en ataque, apareciendo por todas partes, aplicando una presión tras pérdida inconmensurable. Estiró la lona hasta el límite humano. Fue electricidad pura. Esa focalización del juego en la cal, abrió los pasillos interiores. Iniesta (Partido para grabar y enseñar en las escuelas), Cesc y Messi hicieron poesía. Taconazos, paredes imposibles, driblings, desmarques, jugadas de salón solo al alcance del virtuosismo más delicado. Los goles cayeron como fruta madura producto de una presión coordinada en todas las líneas y un nivel asociativo realmente inigualable. 

Mientras en la parte alta los bajitos, apoyados por unos carrileros más que ofensivos, se aplicaban en deleitar al respetable, atrás los colosos cerraban el fuerte a cal y canto. El mejor Piqué ha vuelto. Posicionamiento, salida de balón sencilla, basada en pase vertical a Xavi o Busi y conducción hasta línea de medios y más allá. Busi y Mascherano anclando y ofreciendo coberturas en los laterales a las subidas de Alba y Adriano. Un Barça sólido que solo sufrió algo en la segunda mitad merced a la inercia del encuentro.

Probablemente ayer viéramos la mejor versión del Barça en los últimos años. Un fútbol primoroso, intenso, preciso e inteligente. No se entreven fisuras ni la manera de meterle mano a este conjunto. Si te cierras, el Barça te concede campo y balón para convertir el partido en un ida y vuelta involuntario. Si sales valiente, intenso y decidido, te aprieta las tuercas con una presión coordinada y te destroza a la contra o robando en tres cuartos. Si cierras los pasillos y concedes las bandas, Alba, Adriano, Montoya, Alves, Villa o Iniesta te masacran. Si te centras en cercenar la cal, Cesc, Messi, Xavi, Iniesta o Thiago desequilibran con su calidad en los espacios cortos. La revolución de Tito se llama "Multiplicidad".

Acabó el Barça y comenzó el derby. Bueno, en realidad Mourinho lo inició 40 minutos antes, cuando saltó en solitario al césped del Bernabeu para someterse voluntariamente al plebiscito del respetable. Una acción que marca el carácter ególatra del técnico portugués y que por otro lado ya no sorprende a nadie. Una escena que dará la vuelta al mundo. Decía Butragueño a la finalización del encuentro: "Mou puede hacer lo que desee" y a fe que esto es así.

En cuanto al partido, poco o muy poco que decir. Se adelantó el Madrid gracias a un gol de falta directa que transformó un brillante Cristiano, el mejor ayer de su equipo. Una falta por cierto, absurda forzada por Turan. En la primera parte los de Simeone controlaron más o menos a los blancos, que basan todo su fútbol en el robo y contraataque, pero fueron incapaces de generar peligro. Falcao apenas tocó un par de balones y siempre en posiciones muy alejadas de Casillas. En la segunda mitad el Madrid mejoró y pudo golear de no ser por los palos, aliados ayer de los colchoneros. Con un fútbol práctico, los de Mou demostraron que hoy por hoy son mucho más equipo que el Atlético.

Por su parte, el Atleti volvió a reservar su peor partido de la temporada para los blancos. Un guión de sobras conocido por todos.

El Barça hoy es más líder y lo mejor es que no lo es solo por puntos. Su fútbol actualmente es incomparable. Se mueven en una dimensión distinta. Juegan a otra cosa. Es más, si no fuera por el balón, las porterías y que son 11, diría que estamos ante deportes distintos. Objetivo, seguir el camino de baldosas amarillas.

Un artículo de David Aparicio - @Banquilleros / banquilleros.com

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