miércoles, 19 de diciembre de 2012

Bienvenido vértigo



Un artículo de Albert Morén - @eumd

El período de transición ha terminado: el Barça postXavi -pero con Xavi- ya está aquí. Se imponía la necesidad del cambio ante las cada vez más notorias dificultades del de Terrassa para tiranizar desde el ritmo bajo. Guardiola fue el primero en darse cuenta y tampoco tardaron mucho los rivales. Vilanova y el propio Xavi también lo sabían, pero se lo escondieron al equipo. Primero, amparados en la leyenda de Messi, con un esquema que diese protagonismo al egarense y después mediante la convivencia de dos ritmos con el pretexto de la coincidencia de Xavi y Cesc en un mismo once. Hasta ayer. El partido ante el Atlético de Madrid seguramente sea un punto de inflexión. El Barça de Vilanova ya anda solo. O mejor dicho, vuela.

Tito ya tiene su once -o poco le falta- y de ese once la gran ausencia ayer era Cesc. Sin el de Arenys, el dueño de la transición vertiginosa, de la posesión vertical y la profundidad con balón, el Barça empezó al ritmo de las riendas de Xavi, sabiendo, además, que a un Atlético sometido desde ahí le costaría mucho llegar a Valdés. La cuestión es que desde ahí el Barça ya no somete. Puede controlar y tiranizar la posesión si quiere, pero ya no encuentra la manera fácil y cómoda para que las ocasiones de gol se sucedan. Y si además se le une una extraordinaria defensa como la que planteó el Atlético de Madrid obligando al Barça a un ataque de balonmano, es cuestión de tiempo que algún futbolista culé se vea obligado a crear la ventaja desde la acción de riesgo. Pocos más capacitados para hacerlo que los azulgranas, pero una acción de riesgo es una acción de riesgo, y cuando llega el fallo -aunque sea del mejor- la situación para el rival es muy ventajosa.

Hasta el gol de Falcao duró este escenario, el tiempo que necesitó el equipo para darse cuenta de que lo que ahora siente es el vértigo. Y empezó a correr de la mano de un Iniesta -junto a Adriano, el mejor de los mortales el último mes- que verticalizó los ataques superando a rivales.

Camino del vestuario después de que Pérez Lasa pitara el final del primer tiempo, flotaba la duda del rumbo que tomaría el equipo en la reanudación. Con marcador a favor y con un once en el que no estaba Cesc y si Xavi, la tentación de volver al plan inicial, al Barça de Xavi, de ritmo bajo y posesión horizontal, estaba ahí. Pero ayer el Barça aprendió que su camino será otro, que es cuando arriesga que está más seguro, y salió en el segundo tiempo dispuesto a seguir corriendo. Y curiosamente -en realidad no- cuando menos control le dio a sus posesiones el Barça, menos peligro le generó el Atlético. Porque este es el camino del Barça de Vilanova, con él juega mejor. Y porque quizá ya no puede elegir otro.

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