lunes, 3 de diciembre de 2012

Busquets dió el empujón a los centrales



Un artículo de Albert Morén - @eumd

Cuando juegas contra Marcelo Bielsa, hay cartas que están marcadas. Una, por ejemplo, es la defensa individual tan démodé en la hoy era de la defensa zonal. Durante el partido, cada uno de los leones del técnico chileno se empareja con un jugador rival. Activación extrema y responsabilidad individual. Todos menos uno. Bielsa se concede una mínima licencia liberando a uno de los zagueros que queda como único y a menudo insuficiente colchón de seguridad. El hombre liberado es uno de los centrales y su encargo es el de situarse de manera que su posición equilibre el espacio liberado por sus compañeros cuando salen a perseguir a su par.

Si todos los futbolistas del Athletic menos uno tienen destinada una marca, la consecuencia lógica es que también uno de los rivales quede libre. Así, en el extremo opuesto a ese central rojiblanco liberado, los dos centrales rivales comparten una única vigilancia, que el sábado recayó en Aduriz. Éste, multiplicándose y con un mayor comportamiento zonal que el resto de sus compañeros, tiene una doble misión. Por un lado, encimar al central que lleva la pelota, y por el otro, tapar la línea de pase hacía el mediocentro.

El sábado, a partir de este planteamiento, el Barça generó la ventaja desde el inicio de la jugada. La atención se la llevaron los dos centrales, que irrumpían como pegasos en la medular, dividiendo y llegando, incluso, a zona de tres cuartos. Pero en la creación de esas ventajas, tuvo un papel vital el invisible trabajo de Sergio Busquets.

El canterano interpretó de manera magnifica la situación y generó, una y otra vez, el contexto favorable a sus centrales. Lateralizando su posición respecto al balón, lo que hacía Busquets era obligar a Adruriz a situarse sobre la diagonal central-mediocentro para evitar el pase, habilitando así la conducción en línea recta del zaguero. Éste se sumaba a la media en superioridad y desde ahí dividía y generaba la ventaja. Y además tranquilo, porque mientras tanto Busquets ya había ocupado el lugar de su compañero en el centro de la defensa.

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