viernes, 7 de diciembre de 2012

Adriano, un chico para todo



Un artículo de Josué Rubio - @Ryuga_13

Adriano Correia desembarcó en Can Barça como una pieza de recambio en el flanco izquierdo de la zaga barcelonista para cubrir alguna posible baja de Abidal. Igualmente, se le fichó por su amplia polivalencia y, a día de hoy, es imprescindible para Tito Vilanova.

El brasileño tuvo grandes actuaciones en la era de Pep Guardiola, pero se vieron ensombrecidas por algún que otro error podríamos decir garrafal. Todos nos acordamos de su señora madre cuando un pase defectuoso suyo que cazó Bendtner y que, si no hubiera sido por aquel corte in extremis y arriesgado de Mascherano, probablemente habría desencadenado en una eliminación injusta del Barça por parte del Arsenal ( cero disparos, un gol del Arsenal. Mejor renta, imposible ). En la temporada 2011-2012 se vio lastrado por las lesiones constantemente, por lo que no pudimos ver la máquina del brasileño totalmente engrasada. Y para más inri, la temporada con Tito no empezó bien. Un error de entendimiento con Valdés costó un gol de Di María que, a la postre, le valió una Supercopa al Real Madrid. Pero respecto a esto último es estúpido crucificar a Adriano por un error puntual cuando hizo un gran partido y no solo él cometió errores, pues el propio Messi falló el 4-1 a bocajarro.

Adriano ha asumido con una profesionalidad absolutamente incuestionable los relativamente pocos minutos de lo que ha disfrutado desde que llegara a Barcelona, bien por su suplencia ayer con Abidal, hoy con Alba ( no olvidemos que éste último es fichaje tras una Eurocopa formidable ), bien por su físico de cristal. Pero se ha convertido en una pieza sin la que el actual Barça, que raro es el día que no tiene a alguien más en enfermería, no se podría sostener. No en vano, el brasileño ha jugado como central, como lateral zurdo y diestro, mediocentro, interior, carrilero, extremo y segunda punta, o lo que es lo mismo, ha jugado de absolutamente todo excepto de portero y de delantero centro.

Su gol contra el Athletic de Bilbao fue una demostración de que Adriano ha entendido perfectamente en qué consiste el sistema ofensivo blaugrana: transiciones calmadas en el balcón del área para percutir con latigazos en forma de llegadas de segunda línea por parte de los velocistas del equipo. Igualmente, su compromiso con el club es admirable, nunca tiene una mala palabra para nadie y, como hemos apuntado, siempre acepta de buena gana las decisiones del míster. En cierto modo, podríamos decir que Adriano Correia es el Keita de éste Barça, la niñita de Tito. Y tener a un chico tan sumamente profesional en una plantilla llena de estrellas es una tarea harto difícil. Cada vez me alegro más de que el lateral llegase al Barça, y creo que buena parte de la afición culé le debe más de una disculpa a este jugador con cuerpo de vidrio y convicción de acero.

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