jueves, 20 de diciembre de 2012

Silencio, vuelve Abidal



Un artículo de Josué Rubio - @Ryuga_13

Corría el año 2011, concretamente el mes de marzo, cuando Eric Abidal tuvo que ser operado de un tumor en el hígado, algo que impactó a todo el planeta futbolístico y ponía en seria duda su futuro deportivo y, lo realmente importante, hizo peligrar su vida. El Galgo de la Martinica, como se le conoce en Francia, salió adelante con una fuerza tremenda, llegando incluso a disputar unos minutos en la final de Champions. Una final que, partido aparte, dejó la inolvidable foto de Abidal levantando el cuarto entorchado europeo para el Barça.

La siguiente temporada transcurrió con normalidad para Abidal, que firmó partidos espectaculares a pesar de tan dura operación, hasta que en marzo, maldito marzo, la noticia era un deja vu del pasado año. Abidal recaía del tumor y necesitaba un trasplante de urgencia. La losa en el fútbol en general y en el Barça en particular se hizo aun más pesada. No se sabía que iba a pasar con Abi, pero Eric, todo fuerza, todo coraje y todo corazón, volvió a vencer. Esta vez incluso se dudó con mayor seriedad sobre su vuelta al terreno de juego, pero hoy se ha dado la fantástica noticia de que el titán francés ha recibido el consentimiento médico para volver a jugar.

Abidal, curtido a golpes y forjado en la cultura del esfuerzo, hizo de su lucha la nuestra. Y lo hizo porque es un tipo sencillo, humilde, sincero y que tiene muy claro de donde viene y donde ha querido llegar en cada momento, siendo feliz con lo que tiene. Es una de esas personas capaces de sobreponerse, con dignidad, a los desafíos del destino. No es el más técnico, pero es un profesional. No es un goleador, pero hizo la banda izquierda suya. No es el as del pase, pero es el muro en el que rebota cada acometida rival. Es ese tipo al que escogerías primero en una pachanga porque es entrañable.

Abidal. Eric Abidal. Escuchar su nombre hace que se olviden rivalidades, odios y demás cosas que están en segundo plano y aplaudamos y queramos a un tipo que ha superado en dos ocasiones golpes de ese Tyson que es la vida. Esto es lo que convierte a Abidal, más allá de en un gran jugador, en un hombre al que profesar un profundo respeto, admiración y cariño.

T’estimem, Abi. Gracias por ser una persona excepcional.


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