domingo, 23 de diciembre de 2012

Esta vez el dedo señaló a Iker



Un artículo de David Aparicio - @Banquilleros

Ante la dificultad, el Barça busca unión, calma y normalidad. Se constató en el relevo de Guardiola por Tito Vilanova al frente del primer equipo. Con una filosofía de juego diáfana, un sistema de trabajo más que consolidado y casi los mismos protagonistas sobre el terreno de juego, parecía elemental y obvio apostar por el continuismo. Esta semana, tras conocerse la noticia de la recaida de Tito Vilanova, el club ha vuelto a demostrar una coherencia absoluta, dejando en manos de Roura, el segundo de Tito, la nave del transatlántico. Una política conductiva que se refleja inevitablemente en las prestaciones del primer equipo sobre el césped. Ayer en Valladolid, partido sumamente serio y tres puntos más al saco.

En el Real Madrid la situación es diametralmente opuesta. En la dificultad, desunión, caos y esperpento. La directiva, con Florentino a la cabeza, hace tiempo que perdió el control de la situación. Mourinho hace y deshace a su antojo. En la misma semana en la que el presidente pide calma y tranquilidad para afrontar una remontada histórica en la liga, Mourinho rompe relaciones definitivamente con la prensa tras el affaire Meana y quiebra sin remedio el vestuario con la suplencia de Iker casillas en la Rosaleda. Una suplencia inesperada e inexplicable que pinta a castigo tácito. El técnico alude en público a causas técnicas, algo que no se cree nadie. El capitán del Real Madrid y de la selección española no está ni mejor ni peor que la temporada pasada o la anterior. Además, el puesto de portero es sumamente delicado. Es precisamente en momentos bajos de forma ( Ojo, para mi Iker no lo está) cuando más debe apostar un técnico por su guardameta. En esta posición la autoconfianza es fundamental.

Así pues, lo de Mou debe entenderse como órdago a la plantilla, a la directiva y en definitiva, a la entidad. Esto ya no es tensar la cuerda, es directamente poner en serio peligro la estabilidad del club. Pienso sinceramente que Mou está forzando su salida. Son demasiadas trastadas en poco tiempo. El luso, con un hipotético despido, tendría coartada para el fracaso. Si llega a final de temporada y no logra ningún título importante, será desahuciado por motivos puramente resultadistas, algo que emborronaría seriamente una trayectoria casi inmaculada.

Lo que está claro es que el clima en Valdebebas es irrespirable. A 16 puntos del líder y practicando un fútbol rácano y muy alejado del mínimo exigible para el club con mayor presupuesto de Europa. El vestuario dividido entre los pro, los anti y los no saben no contestan; la directiva adoleciendo de indeterminación y el míster dejándose llevar. Decía ayer el de Setubal: "Estamos a una distancia insuperable". Ese no es el espíritu legendario del Real Madrid. Un equipo que si se caracteriza por algo, es por luchar siempre hasta el final. Por mucho menos destituyeron fulminantemente a Schuster.

Luego están los Mourinhistas. Son los que defienden los postulados de Mou contra viento y marea. La diferencia respecto a ocasiones anteriores, es que ahora quien sufre las iras del míster no es Zidane, Toril o Valdano. Ahora el implicado es Casillas, un emblema, un icono, un mito, el sempiterno santo salvador del madridismo. Ayer , el portugués, puso a los pies de los caballos al cancerbero internacional. Le señaló con su famoso y cada vez más díscolo dedo.

Sin Iker, Mourinho sigue perdiendo. Ya no le quedan al míster excusas a las que agarrarse. Veremos si comienzan a producirse las primeras deserciones.

Uno diría que Mourinho es culé, la verdad.

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