domingo, 18 de mayo de 2014

No lo va a tener fácil...

Entiendo perfectamente que para muchos y yo me incluyo, cause indignación, impotencia y profunda desesperación, que este nuevo proyecto del Barça sea capitaneado por Zubizarreta y Bartomeu. Uno como director deportivo dijo nada más acabar el encuentro de ayer, que "no se ha fallado en nada". El otro es un presidente circunstancial, que alcanza la poltrona tras la dimisión de Rosell. Una dimisión obligada por la sucesión de calamidades perpetradas desde su llegada al club. Calamidades de las que Bartomeu, como miembro importante de esa junta, también es responsable.

Sin embargo y por el rumbo que veo adquieren los acontecimientos, será harto improbable que el presidente convoque elecciones o Zubi abandone el barco. Las declaraciones de ayer en las que el primero aseveraba que desde hace varias semanas se trabaja en el nuevo proyecto deportivo y que los cambios que están por venir serán profundos, confirman que ellos, del Barça, no se van a mover. Además hay que tener en cuenta que otros muchos socios, sí apoyan a esta junta (A uno sigue sorprendiéndole el aguante de ciertos barcelonistas), como demuestra la ausencia de pañoladas reivindicativas, que probablemente sí hubieran podido forzar las cosas en este final de temporada.

¿Por qué digo todo esto? Me huelo que Luis Enrique (Si se confirma su fichaje) no lo va a tener nada fácil. Va a tener que lidiar no solo con una plantilla rota en lo futbolístico, acomodada en lo competitivo y hundida en lo anímico. No solo con tratar de reactivar aquello que se desactivó. No solo con la necesidad de títulos tras una temporada prácticamente en blanco. No solo con la sombra alargada de Pep. No solo con una prensa voraz que según muchos comentan no le traga. También, me temo, va a tener que luchar contra los que, bajo mi punto de vista, equivocadamente, querrán usar los primeros tropiezos o dudas (lógicas en cualquier proyecto deportivo que arranca), como ariete electoralista. Contra los que con justicia, creen que esta junta no debe seguir dirigiendo el futuro de la entidad.

Espero que el culé sepa diferenciar una cosa de la otra y que el nuevo técnico tenga la tranquilidad necesaria para poder acometer con confianza un reto mayúsculo como es la reconstrucción de una idea hoy en ruinas. De lo contrario, me da que el fracaso de esta temporada no quedará en algo puntual e incluso, por qué no, beneficioso como catalizador de un nuevo orden, sino en todo lo contrario.

Luis Enrique necesitará el apoyo de todos, más allá de nuestros intereses personales.

Disculpen el rollo.

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