domingo, 5 de marzo de 2017

El intervencionismo de Luis Enrique

El intervencionismo de Luis Enrique, dentro y fuera del campo, obtuvo ayer recompensa. Paso a paso. El técnico azulgrana, tras el varapalo de París, entendió que era hora de tomar decisiones a todos los niveles.

La primera de ellas, introducir variables en el dibujo. El sempiterno y no carente de éxito en estos últimos años 4-3-3 muta a un 3-4-3 en fase ofensiva. Los grandes beneficiados de esta variante, Sergi Roberto y Busquets. El ¿lateral?, en salida, ya no ejerce como tal. Se incrusta como interior derecha, desplazando a Rafinha a la posición de extremo en esa misma banda. Eso le permite participar y activarse, sacando a relucir la calidad que lleva en sus botas y ofreciendo al equipo su mayor virtud, el juego asociativo. ¿Busquets? Pues principalmente, que puede ser Busquets y eso es oro puro para el equipo. A su vez, Messi centra su posición, para ocupar el que probablemente sea su rol definitivo de aquí al final de su carrera, el de media punta, oteando, dirigiendo cual Napoleón desde su atalaya intocable.

Sale el Barça ahora pues con línea de 3 ante presión rival. Alba, más contrito de lo que a él le gustaría, pero más estable para el equipo, por banda izquierda. Umtiti en el centro y Piqué abierto en banda derecha. Busquets, Rakitic y Sergi Roberto en la media ofreciéndose en oleadas. El Barça con estos movimientos suma receptores en corto y por lo general, crea líneas de pase que antes no existían. Libera a Busquets, que recibiendo de frente y con espacios, es el mejor distribuidor del mundo y cataliza a un Sergi Roberto y Rakitic capaces de superar líneas a base de potencia o pase en corto. El balón llega a Neymar o Messi ya no por casualidad, sino por voluntad y con ventajas y ahí, son imparables, como se pudo ver ayer en el partido ante el Celta.

En fase defensiva o transición el 4-3-3 sigue imperturbable. Trabajo extra para un Sergi Roberto bien secundado por Rafinha o Busquets, aplicados en coberturas si son precisas.

Suele decirse que los jugadores hacen buenos a los sistemas. Si bien hay mucha verdad en tal afirmación, creo que en cierto sentido ambos conceptos se retroalimentan. Ayer los futbolistas o mejor dicho, la actitud de los futbolistas, permitieron elevar el nuevo dibujo táctico a un nivel superlativo. Movimiento. Eso es lo que destilaba ayer el Barça. Todos la pedían, todos se desmarcaban, todos generaban líneas de pase, todos se anticipaban (ojo al partidazo en este sentido que se marca un Umtiti insuperable), todos presionaban. A veces el fútbol es tan sencillo como eso. Con este nivel de actividad, todo es más fácil. Especial énfasis, ya que me parece fundamental, lo bien que se mezcló el juego, tanto en corto como en largo, encontrando siempre al hombre libre.

A todo lo escrito, hay que sumarle el nivel exhibido por Messi y Neymar. Ambos, gracias al trabajo grupal, pudieron encontrar situaciones de uno contra uno en ventaja. El primero creando magia desde la construcción desde el balcón del área. El segundo, rompiendo a su antojo por velocidad y habilidad en banda izquierda.

Hablando del intervencionismo fuera del campo. El sábado dió la sensación que el Barça había estado jugando hasta la fecha con pesas en los tobillos y que en el vestuario, Lucho les permitió quitárselas antes de saltar al terreno de juego. Tal vez y solo tal vez, que el técnico azulgrana anunciara su marcha a final de temporada, haya supuesto una liberación para todos y al mismo tiempo, una carga de mayor responsabilidad en las espaldas de los futbolistas. Yo apuesto por ello. Lucho no da puntada sin hilo y el trabajo de los suyos ayer sobre el césped me reafirma en esta reflexión. Un último servicio del asturiano que probablemente sirva para alimentar las vitrinas en junio.

En clave Champions, el Barça recupera dos elementos fundamentales para afrontar con algún %, mínimo eso sí, de éxito semejante Everest, fútbol y confianza. No obstante, el reto será saber abstraerse en caso de eliminación (bastante probable) y no perder lo que ha costado media temporada recuperar. El doblete Liga y Copa es más que factible y sería la mejor despedida para un técnico que acabe como acabe el curso, habrá hecho historia dirigiendo a una generación de futbolistas única e irrepetible, ya no solo por su calidad, incuestionable y quizás inigualable, sino por su espíritu competitivo imperecedero.

En el próximo artículo hablaremos de los candidatos al banquillo del Barça y de los criterios para su elección. Les espero.


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